martes, 11 de octubre de 2011

PANCHITO... MI HISTORIA COMIENZA ...


                   Así llego de mal Panchito a nuestros brazos.

Mi historia comienza como la de muchos, realmente la de todos mis compañeros...

No recuerdo bien qué pasó, de repente me ví en la calle, solo, sin saber a dónde ir. El mundo se me vino encima, estaba perdido, no tenía en quién confiar. Buscaba una mano amiga, alguien que se apiadara y me guiara en mi nueva vida. Veía a toda esa gente pasando por mi lado, y me miraban, pero nadie me veía realmente. Les observaba  suplicante, esperaba que en algún momento alguien me tomara en sus brazos y me llevara a casa. Parecía que no le importaba a nadie, que no era nada...


                   Panchito después de pasar por el veterinario.

Me sentía solo, ESTABA solo. Las esperanzas de que mi familia regresara a por mí me iban abandonando, al igual que mis fuerzas. El tiempo pasaba, lenta y dolorosamente, cada día era una repetición del anterior. Me acostaba cuando la noche me guarecía, sin apenas descansar pues cualquier ruido podía ser un aviso de peligro. Por la mañana, al amanecer, necesitaba un beso, o un abrazo. Necesitaba sentirme querido. Pero aprendí, a las malas, que no podía confiar en ellos.

                               Panchito a salvo y en reposo.

Dos humanas empezaron a darme de comer cada día, no eran malas conmigo, podía ver como se preocupaban por  mí. Pasó mucho tiempo así, según dicen... tres  años!

Un día ocurrió lo que tanto había temido... No sé cómo, dónde ni cuando, algo grande y duro me golpeó. Dicen que fue un coche. Nadie se paró a auxiliarme, a nadie le preocupó si mis heridas eran graves o no, si al menos podría valerme por mí mismo, ¿A quién iba a importarle? Al fin y al cabo sólo era un perro vagabundo.

Pasaron días, hasta que las humanas que me alimentaban me encontraron. No esperaba ya nada, no creía en la bondad  de los "racionales".

                                         Panchito ya sonrie...

Pero me equivoqué. Ellas me recogieron, me curaron y me llevaron a un lugar donde estar a salvo. A partir de ese día, mí vida cambió tan radicalmente como lo hizo tres años atrás. Cada día venían a verme, a besarme, achucharme y cuidarme. Me enseñaron que podía querer y ser querido. Desde entonces no me han faltado mantitas, ni juegos, ni mimos. Todo en mí cambió, ¡ hasta mi pelo!

Ahora escucho a mis mamis temporales hablar sobre otros que aparecen en carreteras, moribundos, y tomo consciencia de mi suerte, porque bien o mal...SOBREVIVÍ.

Soy un cruce de caniche guapo y simpático. Tengo 5 añitos y busco un hogar definitivo para que, cuando yo me marche, mi familia temporal pueda cambiar el final de otro como yo.

Llevándome contigo, me ayudas a mí, y a otros que vendrán detrás.


Soy Panchito, ¿y Tu?


     Nuestro Panchito, ya ha recuperado su pelo y sus ganas de vivir.


¿Quieres devolverle la sonrisa y la ilusión?... ¿Devolverle la vida que un día le arrebataron?


                                        Nuestro melenitas.

Los deseos de nuestra vida forman una cadena cuyos eslabones son las esperanzas.


                      contacto@granfamilia.org


No hay comentarios:

Publicar un comentario